“El talento gana juegos, pero el trabajo en equipo y la inteligencia ganan campeonatos”. Michael Jordan, considerado uno de los mejores jugadores de baloncesto.
Jugar para tu equipo no es solo algo que se hace en la cancha de baloncesto o en el campo de fútbol.
Tener éxito en el trabajo también significa ser realmente un buen jugador de equipo.
Las empresas esperan que sus empleados colaboren para ejecutar las tareas de manera eficaz y alcanzar el objetivo. Porque los equipos unifican el poder de diversos conjuntos de habilidades, enfoques y perspectivas para solucionar problemas o desafíos comerciales. Los equipos dirigen el impulso, aumentan la motivación y la responsabilidad, y ayudan a construir un entorno en el que las personas pueden aprender de las demás. De esta manera, pueden aprovechar ese aprendizaje en beneficio de la empresa.
Hacer su tarea como parte de un equipo demuestra que es capaz de contribuir a la organización como un todo cuando aporta sus conocimientos o fortalezas al esfuerzo colectivo y cooperativo.
Entonces, ¿qué necesita para utilizar sus capacidades en beneficio de su equipo?
5 consejos para ser un buen jugador de equipo
Conoce la puntuación
Los buenos jugadores de equipo entienden qué debe hacer el equipo y por qué. Y saben cómo sus habilidades y atributos contribuyen al esfuerzo colectivo. Obedecer las órdenes de otros es la vía rápida para el resentimiento y el distanciamiento. Cuando juega para el equipo, sabe dónde está, por qué está allí y cómo apoyar y mejorar el trabajo de los otros.
Respalda a tus compañeros de equipo
Su prioridad debe ser reconocer el trabajo de los compañeros de equipo cuando va bien y animarlos. Si hay un desafío, pregúnteles a los compañeros de equipo si puede ayudar.
Ofrece críticas constructivas
Dado que entiende los objetivos colectivos y la forma en que usted y sus compañeros de equipo contribuyen para alcanzarlos, puede asesorar y ayudar cuando encuentren obstáculos. Pero tenga cuidado. Las personas responden bien cuando saben que es sincero y que las críticas son constructivas, útiles y orientadas a la consecución de un objetivo común. Por lo tanto, sea franco y honesto. Los verdaderos jugadores de equipo no desautorizan a sus colegas para conseguir puntos.
Trata los conflictos
Es casi imposible evitar conflictos en el lugar de trabajo. De una u otra manera, las personas se enfrentarán, en particular, si todos trabajan para cumplir plazos acotados o bajo cierto grado de estrés. Recuerde que una de las grandes virtudes de un buen equipo es que reúne diversas habilidades y diferentes personalidades. Cuando surgen las disputas, los jugadores del equipo entran en escena y proponen soluciones e ideas, y son capaces de aceptar las mismas críticas constructivas que dan a otros. La gestión de conflictos es una habilidad realmente clave y una capacidad básica de liderazgo, independientemente de la etapa de su trayectoria profesional en la que se encuentre o de sus aspiraciones.
Se claro sobre los límites
Una parte de la firmeza, ya sea al tratar conflictos o al abordar las expectativas los demás, consiste en saber dónde se encuentran sus propias limitaciones y, en consecuencia, sus límites. Comprometerse con un proyecto de equipo también significa ser realista con respecto a ese compromiso. Comprometerse en exceso o ser demasiado ávido por complacer puede generar estrés, resentimiento y el tipo de obstáculos que pueden descarrilar un proyecto colectivo. Saber cuándo decir no o cómo negociar con un líder de equipo o un colega para que el trabajo se haga bien y en plazos realistas es clave.
Adquirir el espíritu de equipo no siempre es fácil y para ello puede requerirse tiempo y experiencia.
Pero no ceje en su empeño y sea honesto con lo que siente, cumpla sus compromisos, respete a los demás y será parte del equipo ganador al final.